miércoles, 29 de marzo de 2017

Diario esférico. 20 marzo 2017

                                                                                                     Imagen: Autor desconocido

La intolerancia sigue avanzado casi manu militari. Los nuevos mesías del mundo, que han pasado de redimir nuestros pecados políticos a salvarnos de los vicios contranatura que tenemos. Quiero decir, contra la naturaleza, tal como ellos la entienden. Pobres pecadores, los que no estamos tan iluminados por la verdad hasta convertir nuestra vida en una cruzada, quién sabe si acompañada de modernos cilicios.
Un restaurante vegano, es decir, vegetariano, pero en hooligan , situado en Tarragona, prohíbe a las mamás dar biberones de leche de vaca a sus bebés. No les debe parecer saludable en su mundo de comida sana y libre de sospecha criminal. El caso es que, en un  alarde de tolerancia, dicen que  no les importa que las mamás alimenten como quieran a su bebés fuera del restaurante, pero dentro ¡Válgame Dios!... no se puede consentir que se contamine un recinto tan sagrado. No sabemos si la mamá se saca la teta y da de mamar al niño o la niña, también les parecerá una ofensa para sus creencias culinarias, o lo verán con esa ternura que les despiertan las cosas naturales. Como si la mujer, con todos mis respetos, no sea un mamífero igual que la vaca. ¿Y si la lecha materna ve en un biberón, para que pueda dar el padre de comer a su vástago, y la mamá se distraiga un ratito? ¿Qué harían en este caso? Todo un dilema, porque según los dueños, en su restaurante no se puede entrar comida de origen animal.
Pero lo mejor son las razones de los dueños, las que les llevan a pensar que sólo ellos tienen la verdad de la existencia, quizá por alguna suerte revelación divina. Tras acusar a las del biberón de ser ladronas de las leche de los terneros, se justifican con el reservado el derecho de admisión, pero en plan guay: “Entendemos este negocio como una forma de vida; hacer excepciones es no tener ninguna norma, lo que lleva a no tener valores”. Cualquier secta no lo habría definido mejor. Sus valores veganos son tan altos que no cabe la excepción. Revelación de los dioses.
¡Ah! Por si no le saben, las plantas son seres vivos, a las que también se les quita la vida para que podamos comérnoslas. Acabaremos comiendo todos alpiste, si no consideran que le estamos quitando la comida a los canarios.


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