viernes, 24 de julio de 2015

Feliz verano

                                                                                                Foto: autor desconocido
Publicado en Levante de Castellón el 24 de Julio de 2015
Parece que este verano no hay tregua informativa, y  no porque la enésima ola de calor que estamos padeciendo sea objeto de portadas; ni tan siquiera el consumo de energía al que estamos sometidos por temperaturas y humedades que nos someten a una paliza diaria de desgaste físico, está siendo capaz de provocar una tregua en la acelerada política de esta país.
                Hace años, en verano, se hablaba de la guerra de las banderas en el País Vasco; de los desfiles de localidades en fiesta, que con una fuerte tradición machista no dejaban participar a las mujeres y, estas, tozudas ellas, se empeñaban en hacerlo; de las operaciones salida y entrada; y de fichajes de futbolistas, torneos deportivos y festivales de verano. Todo dentro de una normalidad estival que relegaba la política a un segundo plano, con sus ministros, señorías, líderes de la oposición y demás políticos de turno, con la mirada puesta en las vacaciones, si estaban en Julio, y el solaz vacacional en Agosto. Había tiempo, incluso, para comentar quién había prestado el chalet de veraneo del Presidente, o cuándo llegaban y qué hacían los miembros de la Casa Real en Mallorca, en una foto fija qué sólo cambiaba porque los hijos y nietos de los monarcas se iban haciendo mayores. Pero, hasta esto ya no es lo que era con la familia real centrifugada por infidelidades y corrupciones.
                Pero este año no. Deber ser que hay muchos intereses políticos en juego y la sucesión de elecciones encadenadas que nos van a meter a los españoles, catalanes incluidos, en el libro de Record Guinnes por ser los que más hemos votado en un año desde la Revolución de Cromwell en la Gran Bretaña de 1653, no dan tregua para el descanso, algo que les viene muy bien a los medios de comunicación, para seguir construyendo noticias que nos mantengan en vilo y  hacer caja, que tanta falta les hace.
                Sobre esto de los medios, me gustaría comentar el culebrón que se ha organizado en Madrid por la web municipal “Versión Original”, teniendo como instigadora a la zarina antisoviet de Madrid Esperanza Aguirre. Uno no acaba de entender por qué el Ayuntamiento madrileño, cualquier ayuntamiento, no puede tener una web que salga al paso de noticias incorrectas, por no decir falsas, que tienen como único interés desprestigiar al equipo municipal, curiosamente de izquierdas, y enemigo público número uno de la derecha más casposa de este país. Tampoco entiendo por qué no se puede citar al medio o periodista que es autor de noticias falseadas. Que cada uno apechugue con sus actos. Y para que esto no suceda, lo mejor es que se cierre la página de desmentidos, no vaya a ser que los ciudadanos acabemos conociendo la verdad de las cosas, y los prohombres y promujeres de la caverna puedan seguir campando a sus anchas, sin temor a que les saquen los colores. En el hueco que las queda por no publicar mentiras, podrían explicar por qué la Comisión Europea, comandada por sus amigos de la derechona continental, puede tener una web idéntica a “Versión original” sin que ellos habrán la boca, y el Ayuntamiento de Madrid, no puede tenerla.
                Aunque lo que tiene nerviosos a nuestros políticos y a nosotros abrumados por la cascada incesante de noticias, son las elecciones por venir. Por un lado, a la vuelta de la esquina, las catalanas, con sus idas y venidas independentistas, soberanistas, federalistas, autonomistas y españolistas. “Joder, qué tropa” que decía el conde de Romanones. No sé si algún día serán capaces de aclararse entre tantas coaliciones, algunas de ellas imposibles por su disparidad ideológica, en donde los que quieren mandar no quieren encabezar las coaliciones electorales -¿por qué será que tienen tanto miedo a dar la cara?-. En este juego de teatro de sombras, todos asistimos a una carrera incesante, que nos deja más agotados que el calor, que a mi juicio tiene más que ver con los intereses de una clase política por mantener y ocupar espacios de poder, ya sean estos independentistas o no, que con los problemas reales de destrucción del estado de bienestar que tienen los catalanes. Sólo cabe esperar que después de tanto esfuerzo estival, el buen juicio acabe imperando y el seny catalán acabe situando a cada uno en su sitio.
                Las elecciones generales no tienen fecha, pero ya se está actuando como si estuviera marcada en el calendario y los nervios de los Partidos están a flor de piel. Es natural. Hay mucho en juego en estas elecciones  y todo el mundo quiere llegar en las mejores condiciones posibles, lo que ha provocado que nuestros políticos se queden sin vacaciones este año. Incluso, sus señorías diputados y diputadas han visto como el periodo de sesiones del congreso se ha alargado durante todo el mes de Julio. Y es que el pánico en el Gobierno y el Partido Popular ha cundido ante la posibilidad de perder las próximas elecciones y les han entrado las prisas por dejarlo todo atado y bien atado, en su carrera para desmantelar el estado de bienestar. Pero ello, cuando usted vuelve de la playa, de su paseo por la montaña, o de su visita monumental, se encontrará con que los periódicos y telediarios parece que no están en verano y las noticias sobre una intensa actividad política no le darán el respiro deseado de ese olvido de la realidad cotidiana que todos buscamos en verano.
                Pero esto no es lo único. También el aluvión de noticias que surgen a diario de los nuevos ayuntamientos y comunidades autónomas están contribuyendo a perturbar nuestras ganas de desconectar. Las elecciones municipales y autonómicas han dado un vuelco al panorama político en España y los cambios que están poniendo en práctica los nuevos gobiernos están a la orden del día. No puede ser de otra manera. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, en Castellón, en Valencia, en Alicante, la tarea de reconducir la actividad política hacia metas de bienestar y sentido común, en donde la ciudadanía sea la protagonista, después de años de corrupción y gobiernos mezquinos con la mayoría de la sociedad, está requiriendo un esfuerzo que se traduce en más sobrecarga de información que la deseable para la estación estival.

                Ignoro si ustedes están cansados de tanta noticia acumulada y echan de menos esas serpientes informativas de verano que tan refrescantes nos resultaban. O si les da igual lo que está sucediendo a su alrededor y viven el calor ajenos a todo esto, concentrados en pasarlo bien entre tinto y tinto de verano y siestas del copón. En mi caso, como habrán podido observar por este artículo, hay un cierto cansancio mental, por eso me despido de ustedes hasta septiembre, para dejar que el calor me derrita la sesera sin más preocupación que una buena lectura, sesteo y alguna que otra cerveza con la familia y los amigos.

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