miércoles, 3 de junio de 2015

Médicos, Taxistas, Escritores

               
                        Imagen: Ediciones Publiberia

 He tenido el honor de conocer a Slavko Zupcic en las varias horas que pasamos en la librería Argot charlando, el Día del Libro de este año. Lo primero que me llamó la atención es el contraste de su nombre con el acento venezolano de su titular y el desparpajo y precisión lingüística que tienen muchos castellano parlantes del otro lado del charco.
                Slavko Supcic, nació en Valencia, Venezuela en 1970, trabaja y vive en España desde hace años y es un hombre con dos pasiones: su profesión de médico psiquiatra y la literatura, algo que se deja entrever, con gran facilidad, a lo largo de su amena conversación, que por arte de una magia especial, no decae nunca. Pasiones que no están ausentes de su último libro publicado: “Médicos, Táxistas, Escritores” (Ediciones Publiberia 2011) en el que a lo largo de varios cuentos vamos descubriendo un mundo a caballo entre la mente humana y su reacciones ante los acontecimientos que se cruzan en su camino, y un mundo onírico, casi de realismo mágico, que nos habla de la manera que tienen nuestros hermanos caribeños de vivir la vida e interpretar el mundo.
                “Médicos, Táxistas, Escritores” recoge esa tradición tan magistralmente contada por García Márquez que nos relata la realidad desde un prisma mágico, a través de varios cuentos, algunos de ellos sencillamente magistrales, desde los que podemos descubrir que el mundo no tiene una mirada unívoca, sino una cantidad enorme formas de verlo y vivirlo, que tienen que ver con aquellos lugares desde donde se mira, en los que la tradición cultural y las costumbres ejercen una influencia de gran calado. Pero también, Slavko, nos enseña que todos tenemos una cierta bipolaridad que nos hace interpretar las cosas en unos momentos de una manera y en otra de forma distinta.
                Aunque las historias que nos narra en sus cuentos, no se ciñen a la geografía caribeña, van más allá y se desparraman por otras geografías menos calientes y más cartesianas, como son las europeas. Porque en “Médicos, Taxistas, Escritores”, no importe desde donde se mira, sino cómo se mira, Y esa es su magia. La que te envuelve desde el primer cuento y no te abandona hasta el último.

                Merece mucho la pena leer este libro breve y dejarse sumergir en la profundidad de un mundo que cada vez no resulta más ajeno, por la vida enfriada y economicista que nos están obligando a vivir.

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