domingo, 28 de junio de 2015

Grecia, democracia frente a mafia financiera.

                                                                                                    Foto: Autor desconocido
El tiempo es implacable y acaba sacando a la luz las miserias y las verdades de todo lo que cae en sus manos. El caso de Grecia está desvelando la verdadera naturaleza de lo que es hoy la Unión Europea, y porqué los países más grandes del continente aceptaron abandonar sus monedas, para sustituirlas por una común. Ahora nos damos cuenta que el Euro no es otra cosa que una nueva manera de subyugar pueblos; un instrumento de sometimiento financiero al servicio del gran capital europeo, que necesitaba ahorrarse costes y facilitar su expansión del Atlántico al Mediterráneo. Principalmente una moneda que fuese capaz de impedir las desviaciones del criterio neoliberal que ha convertido al sur de Europa en una economía subsidiaria de Alemania y sus países satélites del norte.
Ahora, cuando la fractura entre norte y sur es una evidencia, que tiene su origen en la explotación financiera sin medida, que ha esquilmado los estados del sur, para aumentar los beneficios de los bancos europeos, sobre todo alemanes, ya no importa deshacerse de los países díscolos que están tratando salir de ese yugo impuesto desde Berlín.
Grecia ya no interesa. Hace tiempo que echaron cuentas los mercados europeos, y les resulta más barata fuera que dentro del euro. Esta es la realidad a la que se enfrentan los griegos: que una vez esquilmados por políticas de austeridad en nombre del euro, que sólo ha aumentado su deuda, ya no es rentable. Por eso la única preocupación que tienen los dirigentes europeos, y sobre todo alemanes, es que la salida del euro sea lo menos onerosa posible para la cuenta de resultado de sus banco. Porque, como estos nunca pierden, seremos todos los ciudadanos de la UE los que al final paguemos la factura de la banca, una vez más.
El neoliberalismo europeo no puede consentir que se cuestione su proyecto de una Europa de mercaderes y multinacionales, y Grecia les ha salido contestona, de ahí la dureza de las declaraciones y las exigencias una vuelta al redil que siga desangrando la economía del país y empobreciendo más a la población. Es tal su descaro, que ya no se corta en ocultar que la democracia es inasumible si va contra sus intereses. No hay más que ver la virulenta reacción que han tenido ante el anuncio del gobierno griego de celebrar un referéndum, para que la ciudadanía opine sobre las nuevas medidas de austeridad que trata de imponer la Troika, apretando más las turcas de la población.
Que pongan el grito en el cielo con amenazas de expulsión de la zona euro incluidas, porque se vaya a celebrar un referéndum en Grecia, es síntoma de que la democracia hace tiempo que perdió su asiento en las instituciones comunitarias, y de que un  nuevo fascismo plutarquico se ha instalado en la UE. Y lo que ya no pueden soportar es que un gobierno cuestione sus métodos de mafia financiera, con democracia. ¿Alguien me puede decir por qué un referéndum es contrario a los intereses de la Unión Europea?  Por más que lo doy vueltas no encuentro la respuesta, salvo que para muchos consultar a la ciudadanía sobre temas de vital importancia sea contrario a sus intereses.

No sé lo que decidirán los griegos, ni qué consecuencias tendrá su voto en el referéndum. Pero sí tengo cada vez más claro que esta Europa no es la que soñamos, y que dadas las circunstancias, ya no está claro si es interesante seguir en ella o buscar otras alternativas de confluencia europeas más democráticas y solidarias. 

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